lunes, 19 de febrero de 2007

Aviso


Entró a la cocina por un vaso de leche, esta oscuro y hace frió, solo la luz de la luna llena entra por la ventana abierta, es verano y no debía hacer frió. Cerró la ventana, prendió la luz, se dirigió al refrigerador, lo abrió para sacar la leche y se encontró con un caminito de hormigas en actitud kamikaze directo al congelador, el espectáculo desolador de cientos de cadáveres en la nieve en esas montañas alucinantes lo hizo retroceder un momento, el perro del lado ladro y ladro, la leche cae dentro del vaso con mas lentitud de lo normal toda esa velocidad perdida la adquirieron las pequeñas amigas de la naturaleza, él medio dormido no se percata, una serpiente verde pasa a su espalda hacia el patio.

Buenos días mundo, las radios suenan, los televisores se prenden, ¡arriba!, es un nuevo día. Rápidamente duchado, vestido y a la fría calle directo al trabajo, pero no sin antes despedirse de su amigo canino del lado el cual ya esta esperándolo encaramado en dos patas en la reja.

- Hola perro, ¿Qué se siente ser un perro un día mas? – dándole una cariñosa palmadita en la cabeza.
- Guau, guau – dijo el can con la lengua afuera y mirándolo fijamente a los ojos
- Excelente, cuidate, nos vemos a la tarde – da media vuelta para caminar pero el reiterativo ladrido lo detiene.
- Guau guau guau – inquieto moviendo la cola y estirándole la pata.
- ¿Que pasa?
- Guau guau guau guau guau – dando saltos y mirando hacia la puerta de su casa.
- Debo irme chao – mira el reloj.

Cierra la reja y camina pensando en lo inquieto que estaba el Jack esa mañana.

De pronto las hormigas empezaron a inquietarse aún más, en todas las ciudades del mundo buscaban formas para terminar con su existencia y por alguna razón los perros en la calle querían comunicarse con los humanos de una manera desesperada. Él no lo sabia iba en la micro a su trabajo dormitando y soñando con serpientes verdes que salían de su boca y le hablaban avisándole lo que no quería creer.

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